En el corazón de Montmartre, el barrio bohemio y artístico de París, se
alza un monumento que ha dejado una marca indeleble en la historia y la
cultura parisina: el Moulin Rouge. Pero, ¿cómo comenzó esta legendaria
institución?
INICIOS
Retrocedamos en el tiempo hasta finales del siglo XIX. Era el 6 de octubre de 1889 cuando el Moulin Rouge abrió sus puertas por primera vez. Fundado por el empresario catalán Joseph Oller y el presentador francés Charles Zidler, este cabaret emergió en un momento de efervescencia cultural en París. Montmartre, que una vez fue una periferia de la ciudad, se había transformado en un hervidero de creatividad y diversidad, atrayendo a artistas, escritores, músicos y personas de todas las clases sociales.
Desde sus primeros días, el Moulin Rouge se convirtió en el epicentro del entretenimiento en París. Sus salones se llenaban noche tras noche con una mezcla única de bohemios, aristócratas y burgueses, todos ansiosos por presenciar un espectáculo sin igual. Pero lo que realmente catapultó la fama del Moulin Rouge fueron las animadas actuaciones de sus bailarinas, destacando el famoso cancán. Este baile enérgico y provocativo, donde las bailarinas lanzaban sus piernas al aire con destreza, pronto se convirtió en la característica distintiva del cabaret.
El Moulin Rouge también fue inmortalizado en el arte, gracias a los vibrantes carteles creados por el famoso pintor Henri de Toulouse-Lautrec. Sus obras capturaron la esencia y la emoción del cabaret, convirtiéndolo en un símbolo reconocible en todo el mundo.
Con el tiempo, el Moulin Rouge se convirtió en mucho más que un simple lugar de entretenimiento. Se convirtió en un ícono cultural, una ventana a la vida nocturna y la bohemia parisina. Hoy en día, sigue siendo un destino imperdible para aquellos que buscan sumergirse en la historia y el glamour de la ciudad de la luz.
Los inicios del Moulin Rouge marcan el comienzo de una era dorada en la vida nocturna parisina, y su legado perdura hasta nuestros días como un recordatorio de la belleza y la extravagancia de la Belle Époque.
EL MOLINO
El icónico molino del Moulin Rouge, más que ser simplemente una decoración pintoresca, tiene una historia rica y fascinante que se remonta a los orígenes mismos del cabaret.
Originalmente, el molino de viento tenía una función práctica: era un molino de harina en pleno funcionamiento. Construido en 1885, tres años antes de la apertura del Moulin Rouge, este molino no solo era un símbolo visual, sino que también servía para moler trigo y producir harina para la panadería adyacente. De hecho, su nombre, "Moulin Rouge", se traduce literalmente como "Molino Rojo", en referencia a su color característico y su función original como un auténtico molino de viento.
Sin embargo, en la madrugada del 27 de febrero de 1915, un devastador incendio arrasó con gran parte del Moulin Rouge, incluido su molino. Este trágico suceso dejó el cabaret en ruinas y puso en peligro su existencia misma. Sin embargo, como un fénix que resurge de las cenizas, el Moulin Rouge fue reconstruido y reabrió sus puertas al público en 1921, esta vez sin el molino de viento funcional.
A pesar de la pérdida del molino original, su presencia se ha mantenido como un símbolo icónico del Moulin Rouge. Desde entonces, se ha erigido un nuevo molino, esta vez como una réplica decorativa, en la cima del edificio. Aunque ya no cumple una función práctica como molino de harina, sigue siendo una característica distintiva del cabaret y un recordatorio de sus humildes orígenes.
El molino del Moulin Rouge, con su historia de transformación y resiliencia, sigue siendo uno de los símbolos más reconocibles de París y un elemento integral de la rica historia del cabaret más famoso del mundo.

RECONSTRUCCIÓN
Después del devastador incendio que asoló el Moulin Rouge en 1915, dejando gran parte del cabaret en ruinas, se emprendió un ambicioso proyecto de restauración para devolverle su esplendor y gloria característicos. La reconstrucción fue una empresa monumental que demandó años de arduo trabajo y dedicación por parte de expertos en arquitectura y diseño, así como de apoyo financiero significativo.
Tras el incendio, el Moulin Rouge cerró sus puertas durante varios años mientras se planificaba y ejecutaba la reconstrucción. Finalmente, en 1921, el cabaret reabrió al público con una nueva apariencia, aunque conservando el encanto y la esencia que lo habían convertido en un símbolo de la vida nocturna parisina. La restauración no solo se centró en reconstruir la estructura física del edificio, sino también en preservar y restaurar los elementos arquitectónicos y decorativos que lo hacían único.
Durante las décadas siguientes, el Moulin Rouge experimentó altibajos, enfrentando desafíos económicos y cambios en la industria del entretenimiento. Sin embargo, a pesar de las dificultades, el cabaret logró mantener su estatus como uno de los destinos más emblemáticos de París, atrayendo a visitantes de todo el mundo con su espectáculo de cabaret de renombre internacional.
En la década actual, el Moulin Rouge sigue siendo un símbolo de glamour y entretenimiento en la ciudad de la luz. Aunque ha enfrentado algunos contratiempos, como el cierre temporal debido a la pandemia de COVID-19, el cabaret ha demostrado una vez más su capacidad para adaptarse y reinventarse, manteniendo viva la tradición del espectáculo de cabaret parisino y cautivando a nuevas generaciones de espectadores.
Con su rica historia y su legado duradero, el Moulin Rouge sigue siendo un faro de creatividad y diversión en el corazón de Montmartre, recordando a todos los que lo visitan la belleza y el esplendor de la Belle Époque y más allá. Su restauración después del incendio de 1915 es testimonio de la determinación y el espíritu resiliente que ha caracterizado al Moulin Rouge a lo largo de los años, asegurando que continúe siendo un ícono cultural y una joya de la vida nocturna parisina por muchos años más.
NOTA.- FUENTE Y FOTOS WWW.MOULINROUGE.FR. TEXTO MARÍA MONGE