DESCUBRIENDO LES ÎLES DE PARÍS: UN TESORO OCULTO EN LA CIUDAD DE LA LUZ

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Descubre el fascinante origen de París, arraigado en una pequeña isla en medio del río Sena. Aunque hoy en día la ciudad se extiende por más de 100 km², su corazón histórico sigue latiendo en estas islas ancestrales. Sumérgete en la historia y la belleza de la Île de la Cité y la Île Saint-Louis, donde cada rincón cuenta una historia milenaria.

 

LES ÎLES

Las dos islas del Sena, la Île de la Cité (Isla de la Ciudad) y la Île Saint-Louis (Isla de San Luis), no pertenecen ni a la orilla derecha ni a la izquierda; la mayor parte de la primera se encuentra en el 4e Arrondissement (4º Distrito), aunque su extremo occidental pertenece al 1er Arrrondissement (1º Distrito). En cuanto a la segunda, pertenece en su totalidad al 4e Arrondissement.

 

LA ÎLE DE LA CITÉ

 

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El legado histórico de la Île de la Cité, que se remonta al siglo III a.C., es fundamental para comprender la historia de París. Esta isla fluvial fue el epicentro de la ciudad romana de Lutecia y, a lo largo de los siglos, ha sido testigo de la evolución y transformación de París.

Durante la Edad Media, la Île de la Cité mantuvo su importancia como centro de poder real y eclesiástico, consolidando su posición como corazón de la ciudad. Sin embargo, a finales del siglo XIX, la isla experimentó una renovación urbana radical bajo la dirección del Barón Haussmann, lo que llevó a la demolición de muchos de sus edificios centrales.

A pesar de estos cambios, la Île de la Cité conserva su rica herencia histórica y arquitectónica. La Catedral de Notre-Dame, con su imponente presencia gótica, sigue siendo el símbolo más reconocible de la isla, mientras que la Sainte-Chapelle, con sus magníficas vidrieras, representa la belleza y la excelencia del estilo gótico.

 

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Además de estas atracciones principales, la isla alberga otros puntos de interés que revelan su fascinante historia. La Crypte Archéologique, ubicada bajo la plaza junto a la Catedral de Notre-Dame, exhibe restos arqueológicos que datan desde la época galorromana hasta el siglo XIX, ofreciendo una mirada fascinante a las capas de historia enterradas bajo la superficie.

Por otro lado, el Musée de Notre-Dame de París ofrece una visión retrospectiva de la historia de la catedral y la vida en la Île de la Cité a lo largo de los siglos. A través de maquetas, pinturas contemporáneas y otros artefactos, el museo sumerge a los visitantes en el rico pasado de la isla, desde sus humildes orígenes hasta su prominencia actual.

Uno de los documentos más destacados de la colección es una petición histórica firmada por prominentes figuras como el reconocido escritor Víctor Hugo y el talentoso pintor Jean-Auguste-Dominique Ingres. Esta petición marcó el comienzo de una campaña crucial para la restauración de la majestuosa Catedral de Notre-Dame. Este documento no solo refleja el profundo sentido de importancia cultural y patrimonial de la catedral, sino también la unidad de figuras destacadas en la defensa de la preservación de la historia y la arquitectura parisina.

Por otro lado, la Conciergerie, una construcción que se remonta al siglo XIV y que originalmente sirvió como residencia del conserje del Palais de la Cité (Palacio de la Ciudad), asume un papel trascendental en la historia de París como la principal prisión durante el período del Terror, que sucedió a la Revolución Francesa. En este sombrío lugar, muchos fueron encarcelados y algunos incluso condenados a muerte durante uno de los momentos más turbulentos de la historia de Francia. La Conciergerie se convierte así en un símbolo de la lucha por la libertad y los derechos humanos, así como en un recordatorio tangible de los eventos que dieron forma al destino de la nación francesa.

 

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La Salle des Gens d'Armes, que data del siglo XIV, representa un espléndido ejemplo del estilo gótico rayonnant y es reconocida como la mayor sala medieval bien conservada de toda Europa. La Tour de l'Horloge, erigida en 1353, alberga un reloj público desde el año 1370. El Marché aux Fleurs (Mercado de Flores), asombrosamente el más antiguo de París, ha ocupado su lugar en esta plaza, al norte de la Préfecture de Police, desde 1808. Los domingos, este espacio se transforma en el Marché aux Oiseaux (Mercado de Pájaros).

El conmovedor Mémorial des Martyrs de la Déportation (Monumento Conmemorativo de los Mártires de la Deportación) se erigió en 1962 en el extremo suroeste de la Île de la Cité como un tributo a los 200.000 franceses, entre los que se incluyen 76.000 judíos, que perdieron la vida en los campos de concentración nazis durante los oscuros días de la Segunda Guerra Mundial. Este monumento, diseñado para evocar la angustia y la desolación de aquellos tiempos, presenta un diseño sobrio y conmovedor. Una ventana, con un único barrote, separa el sombrío y desolado patio de hormigón de las aguas serenas del Sena, simbolizando la separación entre la vida y la muerte, la esperanza y el desespero. Este lugar invita a la reflexión y la memoria, recordándonos los horrores del pasado para asegurar que nunca se repitan.

La Tombe du Déporté Inconnu (Tumba del Deportado Desconocido) es un lugar de profundo significado, rodeado por 200.000 cristales retroiluminados que irradian una luz suave y reverente. En las paredes que la rodean, se encuentran inscripciones grabadas de escritores y poetas célebres, cuyas palabras capturan la esencia del sufrimiento y la esperanza en tiempos de adversidad. Esta tumba, dedicada a aquellos cuyos nombres y vidas fueron arrebatados por la brutalidad del Holocausto, sirve como un recordatorio eterno de la importancia de recordar y honrar la memoria de aquellos que perdieron sus vidas en uno de los períodos más oscuros de la historia moderna.

Los majestuosos arcos de piedra blanca del famoso Pont Neuf, paradójicamente conocido como el "puente nuevo", han unido las orillas del Sena con el extremo occidental de la Île de la Cité desde su inauguración en el año 1607. A lo largo de sus siete arcos, meticulosamente decorados, se encuentran una variedad de estatuas satíricas y grotescas que representan una amplia gama de personajes: desde barberos y dentistas hasta carteristas y otros individuos pintorescos de la vida cotidiana de la época. Estas esculturas, con sus detalles intrincados, cobran vida aún más vívidamente cuando se observan desde el río, añadiendo una capa adicional de fascinación a este icónico puente parisino. Considerado como un emblema de la historia y la belleza de la ciudad, el Pont Neuf sigue siendo un destino imperdible para los visitantes que buscan sumergirse en el encanto atemporal de París.

 

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LA ÎLE SAINT-LOUIS

A principios del siglo XVII, la Île Saint Louis estaba compuesta por dos pequeños islotes deshabitados conocidos como Île Notre-Dame (Isla de Nuestra Señora) e Île Aux Vaches (Isla de las Vacas), que se encontraban separados por un brazo del Sena. En ese momento, un constructor visionario y dos inversores audaces llegaron a un acuerdo con el rey Luis XIII para unificar estos islotes y crear una sola isla. Este proyecto ambicioso requería la unión de las dos islas y la construcción de dos puentes de piedra para conectar la nueva isla con la tierra firme.

Así, comenzó un proceso de relleno y consolidación de los terrenos, durante el cual se unieron los dos islotes y se formó la Île Saint Louis. Con el tiempo, la isla se convirtió en un símbolo de la elegancia y la sofisticación parisina, atrayendo a aristócratas y artistas por igual.

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Hoy en día, la Île Saint Louis es conocida por su arquitectura georgiana, sus calles empedradas y sus elegantes mansiones del siglo XVII. Además de ser un oasis de tranquilidad en medio del bullicio de París, la isla alberga una variedad de tiendas exclusivas, cafés pintorescos y restaurantes de renombre, lo que la convierte en un destino popular tanto para los parisinos como para los visitantes que buscan experimentar la auténtica vida parisina.

 

 

NOTA.- FUENTE Y FOTOS GOOGLE. TEXTO MARÍA MONGE 


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